
NUESTRAS VOCES
En América Latina y el Caribe las personas Trans somos víctimas de una violencia institucional sistemática.
Durante toda nuestra vida vemos vulnerados y violados nuestros Derechos Humanos más elementales: somos expulsades de nuestras familias de forma temprana, somos discriminades en las escuela, en la vía pública, en el sistema de salud y en el mercado laboral.
Compartimos algunos testimonios reales que reflejan la situación que vivimos las personas Trans día a día. Esta información es producto de trabajo que llevamos adelante desde el Centro de Documentación y Situación Trans de América Latina y el Caribe (CeDoSTALC).
Creemos que es indispensable crear registro de las violaciones a los Derechos Humanos de las que somos víctimas para visibilizar la urgencia de que se atienda nuestra problemática.
Me presenté a varias convocatorias de trabajo pero nunca logré que me reciban. Me miraban y me decían, ya no hay, ya se cerró la convocatoria (...)
Por muchos años estuve buscando algo, pero llegó el momento en que me cansé y lo único que logré hacer fue capacitarme para decoradora y poner mi propio negocio de decoraciones".
Bolivia
Por discriminación en el área educativa, fue afectada una compañera Trans a quien, ya en su última fase de la licenciatura universitaria, se le prohibió dictar clases.
La compañera se presentó para realizar sus horas de práctica laboral en una escuela primaria, a fin de optar por el título de educadora de preescolar, pero por ser mujer Trans se le prohibió el ingreso a la escuela ya que, en palabras declaradas a los medios panameños por la directora de la escuela: “Esta conducta no era la más saludable para el plantel y los estudiantes".
Panamá
Soy una chica Trans. Desde que tuve uso de razón mis padres y familiares casi poco me entendían.
Cuando comencé a demostrar mi identidad, la primera violencia que viví fue en la escuela: un grupo de padres de familia se reunieron para discutir mi presencia en el colegio (...) Manifestaron que mi comportamiento generaba mucho que hablar en los niños y jóvenes del colegio (...)
Esto le generó a mi padre una molestia muy fuerte. Cuando vino a la casa con toda su rabia me gritó, me pegó y me dijo que ya no regresaría al colegio porque "los padres de familia se quejaron que tengo un hijo maricón".
Fue de esta manera que dejé de estudiar."
Bolivia